Las habas, ya sean crudas o cocidas, no pueden faltar en tus recetas. Además de ser un óptimo alimento desde el punto de vista nutricional, las habas son una de las legumbres con menos calorías. Vamos a conocer las características de este valioso alimento y cómo podemos sacarle el máximo partido en la cocina.

Este producto típico de la primavera a menudo es considerado, erróneamente, como una legumbre de segunda categoría, pues desde la antigüedad se ha visto como una comida de pobres debido a la facilidad para encontrarlo y a su reducido coste.

Sin embargo, las habas pueden revelarse un valioso aliado de nuestra salud gracias a su alto contenido en sales minerales y vitaminas, y también de nuestras recetas: ¡solo hace falta un poco de fantasía para incluirlas en cualquier tipo de plato!

 

RICAS EN FIBRA, SALES MINERALES, VITAMINAS, HIERRO

El aspecto calórico es especialmente interesante, pues son una de las legumbres con menos calorías, aportando tan solo unas 50 kcal por 100 gramos si se consumen frescas.

En cuanto a su composición, están formadas principalmente por agua (80 %) y son muy bajas en grasas (0,2 %); por lo demás, están compuestas por hidratos de carbono, proteínas y fibra.

Contienen muchos minerales: son ricas en hierro, lo que las convierte en un alimento especialmente indicado para las personas con anemia, y también tienen potasio, magnesio, cobre y selenio, así como un gran número de vitaminas, sobre todo ácido ascórbico, un aliado indispensable de nuestro sistema inmunitario.

 

CÓMO CONSUMIRLAS

En primavera, es mejor comer las habas frescas, mientras que el resto del año se pueden encontrar secas o congeladas.

Las habas frescas pueden consumirse tanto cocidas como crudas. Lo primero que hay que hacer para prepararlas es abrir la vaina tirando del rabillo de la punta y, a continuación, desgranarlas. Además, se recomienda quitar la piel que recubre los granos para facilitar su digestión.

Crudas al natural están buenísimas si se comen con embutidos o quesos (es muy común comerlas con queso pecorino). Para quienes las prefieran cocinadas, existen infinidad de opciones: se pueden preparar purés, albóndigas, timbales y muchos platos más. Es frecuente encontrarlas como acompañamiento a la carne de cerdo (panceta, tocino) y combinadas con hierbas aromáticas.

Por último, pueden emplearse como complemento para darle un toque de originalidad a sopas o ensaladas.

¡Pero ojo! Hay que tener en cuenta que, tal y como sucede con muchos otros alimentos, cuando se cocinan o se deshidratan pierden parte de sus propiedades nutricionales.

Aquellos que lo deseen pueden conservarlas congeladas. En este caso, los granos deberán escaldarse unos minutos y, una vez que se hayan enfriado y secado, deberán meterse en bolsas de plástico para guardarlos en el congelador.

 

QUIÉN DEBEN EVITARLAS

Las habas son un valioso alimento con un excelente valor nutricional, pero es importante saber que su consumo no está recomendado para algunas personas.

Además de poder producir una reacción alérgica. están directamente relacionadas con una patología concreta, el favismo, de forma que, en estos casos, el consumo de habas provoca una crisis hemolítica que puede tener graves consecuencias. Por este motivo, las personas que padecen esta enfermedad deben evitar absolutamente el consumo de habas.